El cemento se convirtió en el material idóneo para la época posrevolucionaria por apegarse a la lógica industrial de estos años, y responder eficientemente al crecimiento de la construcción de principios de siglo. Para estos fines, el comité promotor del uso de Cemento Portland fue creado en 1923 por varios agentes de la industria con el fin de promover el uso intensivo de este material, sin embargo su acogimiento y popularidad no fueron inmediatos. Por otra parte, Federico Sánchez Fogarty —editor de varias revistas entre las décadas de los 20s y 30s en México— se convirtió en un personaje esencial en la vida pública de la época por entender con perspicacia, y antes que nadie, el valor imponderable de las relaciones públicas en la industria local, la importancia de las colaboraciones con otros agentes creativos de la industria, y latente el poder político de la fuerza gremial de la naciente industria de la construcción corporativa.
La revista “Cemento” —que se publicó entre 1925 y 1929 con una circulación mensual de 12.000 ejemplares en todo el país— buscaba inaugurar una nueva etapa en la edificación mediante símbolos nuevos. Así, a través de la revista, la industria decidió otorgarle un valor de culto al cemento mediante un discurso diseñado, que se acoplaba eficientemente a las necesidades del relato posrevolucionario, y las condiciones económicas y sociales de un país en reconstrucción.
Las 30 portadas de la revista, nos permiten hacer una lectura precisa de la evolución de la ideología detrás del material, su discurso integrado como parte del imaginario popular, y la injerencia del mismo en las distintas escalas que conformaron la historia de la modernidad mexicana de principios del siglo XX, contada a través del cemento como vehículo de adoctrinamiento para el nuevo usuario, proporcionando los medios y técnicas para que tanto los no especialistas como los profesionales de la construcción, adoptaran el material como parte del ideario del nuevo nacionalismo revolucionario, promoviendo un discurso donde “el concreto es la letra y verbo de la arquitectura contemporánea”.
Tania Tovar Torres