LIGA 14: MAPA (Uruguay + Brasil). Espacios en espacios
Fotografía: Luis Gallardo
América del Sur está viviendo un tiempo muy estimulante en lo relativo a su nueva arquitectura. Coexisten múltiples generaciones, emergen nuevos creadores con prácticas fértiles, que bautizan de nuevo modo, y con branding, a sus estudios y obras, operando de manera fluida en esta era digital. Tal es el caso de MAPA.
Éste es uno de los estudios emergentes de arquitectura integrado por jóvenes creadores de Brasil y Uruguay. En efecto, MAPA resulta de la unión de Studio Paralelo de Brasil y del estudio MAAM de Uruguay. La dirigen Luciano Andrades, Rochelle Castro, Silvio Machado, Matías Carballal, Andrés Gobba y Mauricio López, y con ellos cooperan muchos otros entusiastas jóvenes ayudantes.
Esta alianza es significativa. Unos son del estado de Rio Grande do Sul, el más sureño del Brasil, el mítico maior país do mundo; otros, del diminuto y contiguo Uruguay, un país pequeño, una especie de mítica Costa Rica del Sur. Ambos están separados por una frontera administrativa seca, permeable, casi difusa. Hay cercanías, historias y especificidades comunes como lo son sus Pampas templadas, su matriz cisplatina, las míticas ruralidades gauchas, los formatos similares de sus capitales, múltiples cruces pasados, las influencias de una cultura europea más fuerte que en otros lares. Estas singularidades identitarias fueron inevitables en el plano existencial, y de oportunidad.
Pero tales identidades locales se naturalizaron y limitaron en la formación de las sensibilidades de estos creadores. Más bien sus empatías coinciden con las de otros fecundos colectivos de jóvenes arquitectos a nivel internacional. Quizá lo más significativo de esta alianza es el desdoblamiento productivo de carácter posfordista de su arquitectura, sus historias de anteriores colaboraciones abiertas con arquitectos de otras generaciones, su pragmatismo hacedor, la calidad y la frescura de sus primeras obras construidas y de los múltiples proyectos distinguidos en diversos concursos de arquitectura.
Sus tres primeras obras construidas en conjunto en Brasil destacan como estigmas de época, con una factura artesanal aunque se utilicen componentes estandarizados. Su edificio CREA, en Campina Grande, cerca de Joao Pessoa, opera como un grato y contenido condensador urbano, una especie de burbuja permeable y perforada, con transparencias que no ocultan las interioridades, con Espacios en espacios, al decir de sus autores; se trata de un sosiego en el trópico. En contraste, la Xan Haus, cerca de Porto Alegre, es una casa de autor en un condominio constituido por un apilamiento volumétrico, de aperturas y con fluidez filtradas. Su contemporaneidad supone una apertura y un refinamiento poco común en este segmento de usuarios de la región. Finalmente, la Minimod sorprende por ser una imagen de postal materializada. Esta constituye un experimento de una cápsula amigable, posada en tierras ganaderas de la región, razonablemente transportable o “reversible”, un tópico de gran potencial.
La presente instalación de MAPA en LIGA, en México DF, es una nueva indagación en apariencia algo curiosa y enigmática. Se trata de 40 pilares de madera gigantes separados entre sí por cerca de 60 cm, con hendiduras o muescas que se vinculan. Estos creadores se imponen reglas al jugar con las constricciones del sitio. En esta espacialidad relacional, los hombrecillos esculpidos se presentan diminutos en su vinculación con este bosque o en esta Manhattan vacía. En su relato, los jóvenes de MAPA apelan a una explícita Arquitectura de límites difusos, lo cual se puede vincular con otros artistas contemporáneos. ¿No será esta instalación una metáfora del propio MAPA, arquitectos digitales que sueñan con seguir operando como artesanos de la arquitectura en el abierto Brasil y en un mundo también fluido, para atravesar y expandir? Y es que los jóvenes de MAPA se han animado a operar más allá de los relictos locales de la contemporaneidad, articulándose en nuevas redes, con sus aperturas y endogamias, sus transparencias y máscaras.
Asimismo en este montaje, como en sus obras y proyectos, hay juegos formales, escalaridades y guiños antropomórficos. Pero aquí se trata de un bosque abstracto, casi de clima frío, en la calurosa ciudad de México, sin mediaciones, sin filtros sutiles y colores propios de sus obras y proyectos previos. Pero su talante, a medida de cada encargo, sin alardes, y con una actitud adaptativa y creativa ante cada comitente parece ser el mismo. Ello parece constituir una actitud vital y creativa que hasta ahora distingue a estos chicos. Quizá, con el tiempo, ello devenga en la “Solución MAPA”, un estigma operativo que los une y que se pondera de un gran potencial futuro. Porque los integrantes de este grupo son auténticos buscadores de oportunidades proyectuales, de una belleza contenida.
Bienvenidos pues a las creaciones de estos jóvenes arquitectos, de estos paradójicos pingüinos en vuelo.
¡Bienvenidos a la Solución MAPA!