LIGA 29: Pedro&Juana (Mex). ¡El horizonte es nuestro!
Fotografía: Arturo Arrieta
Los dioramas funcionan como un dispositivo museográfico para mostrar espacios a escala en el que se reflejan lugares remotos o dislocados en el tiempo. Para este proyecto, el despacho mexicano Pedro&Juana trabaja con el dispositivo del diorama como un gesto arquitectónico radical: una “ventana a la ciudad” que reproduce una realidad visual a partir de un ejercicio de taxidermia, enmarcando aquello que por inercia está siempre en continuo cambio.
El museo ha sido el mausoleo de los objetos del pasado, que se reinsertan al presente bajo el auspicio del edificio que los alberga, atravesados por diferentes metodologías en las cuales estos objetos se incorporan, catalogan, analizan y posteriormente se exhiben. Las formas museográficas y en concreto el diorama, –quizá una de sus máximas expresiones–, son consecuencia de la imposibilidad de representar el objeto de deseo.
Sin duda una de las fantasías más recurrentes de la Modernidad fue la de interpretar el pasado como si fuera una reliquia intacta, incontaminable por la mirada del presente. Es imposible, sin embargo, separar el artefacto que se presenta del conocimiento y la mirada de aquél que lo produce y tiene el poder para devolverlo a la circulación. “The modernist nation was crafter as the ark of People… a finite and bounded artifact with a trajectory in time, a storied space; Museum and art history as its cybernetics or navigation instruments, as optical devices allowing each citizen-passanger both to see behind the ship, the direction whence it came. Never mind that such a horizon point is always equally far away however close we seem to come: the visual mirage in the noonday blankness of the present.”[1]
En realidad se trataba de interpretar el mundo conocido bajo una secuencia de imágenes adaptadas al horizonte visual del pensamiento occidental, convirtiendo los objetos en fetiches. En este acto hegemónico, el museo se transforma en el cerebro administrador del conocimiento y “todo lo demás”, es decir los objetos provenientes de diversas culturas y saberes, en un conjunto de órganos flácidos que se activan bajo el impulso de esta máquina de representaciones.
Una máquina semi rígida que no puede agacharse para mirar cada una de sus extremidades. Una torsión que más que una reverencia, significaría un acto de desdoblamiento múltiple que permitiese entender la pluralidad y los diversos estados de conocimiento de los cuales somos fruto. Ante esa imposibilidad de conexión a partir de las diferencias, la taxidermia parece ser la única forma de interpretación posible: La museografía se convierte en ese archivo estructural que fragmenta y dota a las cosas de valor y que al mismo tiempo las neutraliza bajo términos genéricos.
Pedro&Juana realizan un diorama en la galería de LIGA, representando un espacio cualquiera de la ciudad de México, donde una serie serie de objetos componen una escena. Se trata de una serie de “cosas” que representan, cada una a su modo, diferentes facetas de la vida diaria de la ciudad. Objetos y sensaciones que pasan desapercibidos, ya sea por su precariedad, o por su excesiva mundanidad. Esta selección realizada por Pedro&Juana responde al interés de este estudio mexicano por los procesos manuales y la recuperación de materiales artesanales, muchas veces en relación con las economías subterráneas que sostiene el día a día de la ciudad.
Pedro&Juana se refieren a estos objetos como “las actrices”, ya que su forma de operar en la ciudad consigue que esta se mantenga viva y en plena circulación. Las actrices están congregadas en el espacio de LIGA, para realizar una puesta en escena dirigida por Francesco Pedraglio, a partir de un script de Pirandello. Estas actrices adoptan también un nombre escénico, con riéndolas un cierto halo épico: “Sonido Sonorense” representa el sonido de la flauta de un afilador de cuchillos, el vendedor del agua o el camión de la basura; “Solecito de Tepito” es un representación del calor de Tepito que se incrementa sobre los puestos de comida cada medio día; “La Ventosa” de Insurgentes nos recuerda el viento turbulento que sucede entre la Torre de Reforma e Insurgentes; “La Inundación” es aquella coladera que tapa la ciudad creando un lago improvisado, y “la Flor de Esquites”, una máquina de olores que nos devuelve esos aromas tan característicos de algunos mercados.
Esta puesta en escena en LIGA juega igualmente con la escala de los objetos, empleando los mismos dispositivos para reproducir la realidad que los dioramas utilizan dentro del museo. A partir de técnicas que crean una falsa perspectiva, ¡El horizonte es nuestro! refuerza la sensación de profundidad, pero también la ilusión de perfilar el horizonte de la ciudad en la que vivimos. Un proyecto que hace referencia, no sin cierta ironía, a la posibilidad de ser dueños del paisaje. En esta intención, se rehace la operación de selección y etiqueta de un proyecto de ciudad en la cual los arquitectxs están inscritxs. Sin embargo, esta selección de Pedro&Juana está motivada por otro tipo de jerarquía, de aquello que se aparta orgánicamente de la tradicional secuencia de valores.
[1] Donald Preziosi. “Performing Modernity” in Performing the body. Performing the text, Routledge, New York, 1999. P-31