LIGA 08: Plan:b (Col). Permeabilidad
Fotografía: Ramiro Chaves
Se dice que Joseph Priestley “inventó” el aire entre la primavera y el verano de 1771.[1]
Es difícil saber hasta qué punto el clérigo, científico aficionado, era consciente de las consecuencias del experimento llevado a cabo en el “gabinete de las maravillas” de su casa de Bansinghall Street, cuando introdujo una planta de menta en una campana de vidrio invertida. El resultado del experimento es conocido: la planta confinada en un ambiente sin aire, dentro de una cuba neumática,[2] era capaz de sobrevivir y continuar creciendo. Priestley constató que el fragmento de vegetal neutralizaba aquello que, en similares experiencias, conducía a la muerte inmediata de un ratón por asfixia y apagaba de manera irremediable la llama de una vela. En otoño de 1771, se sentía seguro para compartir los resultados de sus investigaciones relativas a la “Restitución del aire envenenado o corrompido por animales o respiración”[3] con la sociedad de los Honestos Liberales,[4] a los que sorprendía con el anuncio de que el aire había dejado de ser invisible; que ya no era el vacío entre los objetos.
No obstante, lo que Priestley estaba compartiendo con la comunidad científica era mucho más que el descubrimiento de un elemento (el dioxígeno u O2) o de una ley estable e inmutable (del tipo de la Ley de la Gravedad). En realidad, lo que aquellos pocos centímetros cúbicos de aire generados por un esqueje de menta encerraban era una estrategia metabólica a partir de la cual se inauguraría toda una nueva manera de concebir la vida sobre el planeta: un sistema vasto e interconectado que ponía en relación a animales, plantas y gases invisibles en una ecología política articulada a partir de un flujo de energía e intercambio molecular. Lo supiera o no, Priestley ponía en marcha la concepción ecosistémica del medio, a saber, aquella bajo la cual el sujeto histórico y político no sería ya el individuo (fuera éste humano –antropocentrismo– o biológico –biocentrismo–), sino el ecosistema,[5] o la red de transacciones, que activan el entorno.
¿Y la arquitectura?
La arquitectura, bajo una perspectiva ecosistémica, no puede ser otra cosa que un nodo en esa maraña de relaciones, un filtro mediante el que se gestionan las interacciones. Por eso, una de sus cualidades fundamentales será la permeabilidad. La Arquitectura permeable, título de la exposición del equipo de arquitectos plan:b, que se inaugura en el espacio LIGA 08 en México D.F. en febrero de 2013, será aquella que, como sostienen sus autores, “permita el intercambio, el traspaso de un fluido cualquiera de un lugar a otro y su gradación”. Tanto la exposición, como la publicación que la acompaña, constituyen un almanaque de arquitecturas permeables, que recolecta, por una parte, conceptos claves en torno a la permeabilidad (como absorbencia, penetrabilidad, flexibilidad, disponibilidad, intercambio, circularidad, convergencia) denominados Ángulos de Permeabilidad. Por otra, un catálogo de diversos Fenómenos Permeables, un conjunto de pequeños estudios de caso que permiten comprender el fenómeno en diferentes formatos. Y, por último, una serie de Proyectos Permeables diseñados por plan:b, que materializan una arquitectura posicionada a partir del reconocimiento de su condición ecosistémica. La permeabilidad, esa característica elemental para el funcionamiento de las comunidades bióticas y las agrupaciones sociales que habían sido descritas por Priestley hace algo más de dos siglos, garantiza la continuidad escalar (en una interescalaridad espacial y temporal que transcurre desde lo micro a lo macro) de un sistema poroso que se deja afectar pero que, a la vez, genera afectos y efectos, mediante una arquitectura relacional.
Si en algo se parece la manera de trabajar de plan:b a la de Joseph Priestley, no sólo es en la condición laboratorial, experimental e interdisciplinar de su producción, sino en su inmensa generosidad intelectual, que tanto el científico inglés, como el equipo paisa, se han preocupado de socializar en todo momento a través de todos los canales de información disponibles (publicaciones,[6] congresos, clubs de prestigio, cuadernos de dibujos, redes sociales, etc.) para que las experiencias permeen la comunidad. Plan:b es consciente de que la arquitectura se inscribe en una ecología política y, por consiguiente, nunca puede ser algo aislado, porque no tiene más remedio que pactar con todos los otros agentes interesados, involucrados en el ecosistema. La arquitectura es un objeto permeable a la controversia; que necesariamente debe ser discutida. La arquitectura es, en definitiva, el “arte de la permeabilidad”.
[1] Johnson, Steven, The invention of Air. A story of science, faith, revolution, and the birth of America, Riverhead Books, Penguin Books, 2008.
[2] Artefacto adaptado para captar y manipular gases de diferente naturaleza.
[3] El texto donde posteriormente explicará las implicaciones globales de su hallazgo será Experiments and Observations on Different Kinds of Air and other Branches of Natural Philosophy, Connected with the Subjects… Being the Former Six Volumes Abrid-ged and Methodized, with Many Additions, Birmingham, Thomas Pearson, 1790.
[4] Priestley mantuvo un contacto fructífero con 2 comunidades de conocimiento: El Club de los Honesto Liberales, durante su estancia británica y la Sociedad Lunar, una vez se trasladó a EE.UU.
[5] La palabra “ecosistema” no será acuñada hasta la década de 1930, cuando el botánico Arthur Roy Capham, en respuesta al requerimiento de su colega de Oxford, Arthur Tansley, propone dicho término para designar las complejas interacciones entre los organismos y sus entornos físicos. Véase: Willis, A. J. “The ecosystem: an evolving concept viewed historically”, Functional Ecology 11:2, 1997, pp. 268-271.
[6] Las publicaciones monográficas de Plan:b hasta la fecha son las siguientes: Plan:b. Acuerdos parciales. Medellín, Colombia, Mesa editores. 2006, Plan:b. Arquitectura en espera, Medellín, Colombia, Mesa editores. 2009, AAVV, Archipiélago de arquitectura, Medellín, Colombia, Mesa editores. 2010 y Plan:b, Mazzanti. Escenarios deportivos, Medellín, Colombia, Mesa editores. 2011.