LIGA 13: Diego Arraigada (Arg). Mirar adentro, mirar afuera
Fotografía: Luis Gallardo
Para mirar adentro hay que hacerlo desde afuera, así como para mirar afuera hay que hacerlo desde adentro. En cualquiera de las dos acciones es necesario un desplazamiento. Puede ser físico o conceptual, pero el viaje debe ocurrir: como hecho concreto o como factor intelectual; un viaje real o imaginario hacia un lado para poder percibir el otro; un viaje que permita verse a uno mismo desde otro lugar. Para ver la propia casa hay que hacerlo desde la vereda de enfrente. Del mismo modo que cuando uno viaja a otro lugar y obtiene la suficiente distancia para ver con más claridad lo que ha dejado atrás, así también desde el lugar propio se pueden observar y comprender mejor las cosas lejanas.
¿Por qué alguien que mira algo por primera vez ve más que aquél que lo mira todo el tiempo? Para entender lo que nos rodea, para ver el contexto de nuestro accionar, es indispensable conservar la actitud del observador original, el que mira sin tomar partido, un observador que pasea su mirada por igual sobre cada detalle de todo aquello que lo circunda sin discriminar entre lo importante y lo banal.
La simultánea simpleza y complejidad de la obra de Diego Arraigada parece encontrar una explicación sobre el constante estar, basada en un accionar que oscila entre esas dos posiciones: entre lo lejano y lo cercano, lo profundo y lo anodino, entre lo oriundo y lo foráneo, lo especifico y lo universal. Enfoca y desenfoca la mirada, entiende lo propio con distancia, lo ajeno desde cerca. Todo esto ocurre intelectualmente en ese espacio intermedio que, como un túnel imaginario o real, vincula ambos mundos, yendo y viniendo, llevando y trayendo, incansablemente, de acá para allá y de allá para acá.