LIGA 25: Camilo Restrepo (Col). Trópico Canónico
Fotografía: Luis Gallardo
Tras décadas de discusiones firmemente centradas en el diseño –arquitectura y urbanismo– como un proceso autorreferencial y concentrado en su resultado, el diseño ha renovado su compromiso con otras disciplinas insertando, por ejemplo, cuestiones geográficas, ecológicas y territoriales en el diseño contemporáneo y los debates urbanos. Impulsada por la implacable expansión de las aglomeraciones urbanas y las amenazas de los cambios medio-ambientales, la idea de expansión escalar y disciplinar ha ocupado un lugar predominante en todos los discursos referenciales sobre diseño. En este contexto, la emergencia de la geografía o la ecología y su impacto en la renovación de la teoría y la práctica del diseño es fundamental, tanto en términos de representación de las dinámicas multiescalares subyacentes a los procesos urbanos contemporáneos como en el compromiso renovado con los modelos de urbanismo progresivo que podrían representar una alternativa al actual urbanismo neoliberal. Sin embargo, esta expansión disciplinar ha marcado un desplazamiento del “objeto” de diseño —el edificio o la ciudad— en favor de la fluidez y el carácter abierto de los “procesos” informados por vectores geográficos y ecológicos.
En un intento de reunir y trascender opuestos disciplinares como objeto/proceso, sociedad/naturaleza, internalidad/externalidad, la obra de Camilo Restrepo en AGENdA ofrece un marco mediante el cual se analiza y se teoriza de manera dialéctica en torno a dichos opuestos como coproducidos. Según su punto de vista, no pueden entenderse los “objetos” sin sus “procesos” territoriales constitutivos. Su obra opera de manera inexorable en torno a un principio fundamental: no hay sociedad fuera de la naturaleza. El punto de partida para entender la obra de Camilo Restrepo se sitúa un paso más allá de los opuestos meta-geográficos y bajo la comprensión de la coproducción de la arquitectura en el territorio. Estos principios presentan la arquitectura como un elemento producido y en una constante regeneración, mediante la circulación continua de flujos materiales y energéticos impulsados por vectores sociopolíticos y biofísicos. Desde este punto de vista, su obra emerge como un proceso que ya no es posible concebir como una entidad delimitada, cerrada y fija, sino como un tejido extendido compuesto de “procesos socio-ecológicos que son locales y globales, humanos y físicos, simbólicos y estructurales, culturales y orgánicos de manera simultánea”, tal como lo afirmaba el geógrafo urbano Erik Swyngedouw. Con el Trópico canónico como vehículo para navegar a través de su posicionamiento teórico, Restrepo propone una instalación integrada por pantallas cuidadosamente creadas y organizadas como “tejidos extendidos”, capaces de desdibujar opuestos binarios.
Recurriendo al Pabellón Sonsbeek de Van Eyck en Arnhem, Holanda, como un precedente constitutivo para el plano del piso de la instalación, Restrepo se adhiere a las ideas de Eyck sobre los “opuestos” en modos múltiples y fascinantes que incluyen la preocupación de Eyck por la “reconciliación de los opuestos” y la relación entre las polaridades: como arcaico y vanguardista, orgánico y geométrico, simple y complejo, constancia y cambio. Además de reconocer las diferencias entre los extremos, la tensión de Eyck entre los “opuestos” siempre se hizo visible: los paralelos y círculos, la representación de líneas como calles y círculos como plazas, la solidez de los muros en contraste con el vacío de los callejones o la tensión entre la constricción y la expansión. En cambio, Restrepo va más allá del énfasis de Eyck en mantener las dialécticas de facciones opuestas bajo la idea de “reconciliación” y se aproxima a una totalidad integral mediante el “desdibujamiento” de dichas oposiciones en un único metabolismo.
Mediante la operación en un contexto geográfico sin extremos climáticos como Colombia, lo que era sólido e impermeable en Holanda aquí se convierte en porosidad. Lo que se hallaba encerrado y en compartimentos, aquí se encuentra ilimitado y simultáneo. Los muros sólidos en el norte, aquí se convierten en pantallas que, en lugar de operar como límites o cercas, se transforman en membranas a modo de filtro que controlan la entrada de la luz sin encapsular el aire. La oposición entre interior y exterior se desdibuja y da lugar a un espacio “intermedio”, abierto y sin límites fijos. Este desdibujamiento se expresa de manera más contundente gracias a la cuidadosa materalización de la instalación: por una parte, se acentúa mediante los patrones naturales impresos en pantallas cuidadosamente traídos de los territorios interiores de Colombia, la oposición canónica entre materia y vacío se desmaterializa y crea un espacio híbrido que sumerge a los visitantes en una experiencia fenomenológica transescalar “situada” simultáneamente en múltiples espacios; por otra parte, se profundiza mediante la orquestación material, formal y física de la instalación. La maleabilidad de las pantallas que responden al flujo del aire, su naturaleza traslúcida como un dispositivo de filtrado de luz y sus patrones impresos como visualización performativa de sombras, le permite a Restrepo crear una arquitectura constantemente vinculada con las fuerzas térmicas, climáticas y energéticas que también difuminan la polarización las internalidades y externalidades, convirtiéndose en una arquitectura moldeada únicamente por el aire.
Todo ello puede entenderse únicamente fuera de un modo de práctica que, por naturaleza, también está desdibujada. AGENdA se vincula con otras disciplinas, entrecruza escalas de investigación e intervención y reúne a una variedad de agentes, humanos y no humanos, para crear una arquitectura que trasciende los problemas propios de la disciplina y se convierte en una poderosa cristalización de los procesos socio-ecológicos complejos y heterogéneos que forman nuestro entorno construido. Paolo Soleri solía afirmar que un arquitecto debe decidir entre ser “históricamente correcto o evolutivamente significativo”. Como una modesta contribución a la obra de Restrepo, considero que su obra, en particular Trópico canónico, trasciende esta distinción para convertirse en una obra históricamente correcta y evolutivamente significativa.