Reforma, un edificio a la vez: Notas sobre la obra de S-AR

por Wilfried Wang

LIGA 23: S-AR (Mex). Una columna es un sistema
Fotografía: Luis Gallardo

 

A lo largo del continente americano, que se extiende desde la Patagonia hasta las Islas Aleutianas y que incluye a los Estados Unidos Mexicanos, así como a los Estados Unidos de América, se pueden observar, al menos, tres grandes estrategias de urbanización: el proceso indígena de asentamiento (desde la antigüedad hasta el llamado proceso informal contemporáneo), la imposición española del cardo/decumanus latino, y la pintoresca ciudad jardín suburbana anglosajona. Las tres estrategias son claramente reconocibles de sur a norte en el doble continente.

Mientras que la escala de la primera estrategia de asentamiento está enfocada a una movilidad peatonal/ecuestre, la segunda estrategia es relativamente independiente de las formas de movilidad y la última sólo puede existir en formas de transporte motorizadas e individualizadas. A pesar de las ideas preconcebidas y los prejuicios generalizados, las naturalezas de los asentamientos a lo largo de las Américas varían sólo mínimamente entre sí. En verdad, si la megalópolis en rápido crecimiento de Los Ángeles con su falsa promesa de libertad en los suburbios y sus autopistas urbanas, concomitantes y constantemente bloqueadas, es el caso paradigmático de un sistema de transporte ineficiente, entonces ni a Lima ni a Buenos Aires les va significativamente mejor en términos de eficacia y conectividad. Las rutas de autobús confinadas, como aquellas adoptadas en ciudades como Curitiba, han inclinado la balanza en cierto modo a favor del ciudadano de a pie; pero una ciudad como São Paulo, también en Brasil, se da el lujo de ofrecer vuelos privados en helicóptero.

Estos contextos más amplios de los tipos de asentamientos construidos con sus aortas de sistemas de transporte son el antecedente para la comprensión de la importancia de la obra de la pequeña práctica de Monterrey que lleva el nombre de S-AR (César Guerrero, Ana Cecilia Garza, Carlos Raúl Flores y María Sevilla). Es un trasfondo común compartido con las regiones y estados vecinos, ya sean en México o en los EE.UU. Monterrey se encuentra en el estado mexicano de Nuevo León, a pocas horas de viaje en automóvil del Golfo de México y la frontera entre México y EE.UU. Y debido a sus características compartidas, la actitud expresada en la obra de S-AR es mucho más reveladora cuando se compara con la producción contemporánea, por ejemplo, a lo largo de la frontera norte. Dada la prevalencia de los medios bidimensionales (incluyendo revistas profesionales populares, formatos de exhibición y de sitios web), y esto combinado con la importancia revitalizada del motivo y el gesto desde el postmodernismo, así como el exceso de dinero barato, el discurso arquitectónico en los EE.UU. ha estado dominado por una sobreproducción de formas autónomas, carentes de significado social, cultural o estructural. La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe es el espejo socio-cultural de la producción arquitectónica de las tres últimas décadas en los EE.UU.

Después de haber proporcionado este gran telón de fondo, la obra de S-AR puede y debe ser vista de manera realista como una crítica construida de los excesos que emergen del norte de la frontera. Es como si la construcción racional, la cualidad física palpable de los materiales y su franqueza tectónica, la reticencia contextual y su poesía mínima fueran en general una acusación estoica contra las vanidades del resto del hemisferio norte y una declaración construida de una alternativa casi jesuita/franciscana. La formación de los arquitectos en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, su cultura hispano-católica y su conocimiento de las vicisitudes sociopolíticas de México han conformado la actitud de S-AR. La concisión, el realismo, la franqueza, detalles mínimos reales (no los detalles minimalistas del hemisferio norte que parecen simples, pero que sólo se realizan con gran esfuerzo y costo dado el aislamiento térmico oneroso y los códigos de construcción para protección contra incendios), sí, y ciertamente la geometría ortogonal, todas estas facetas de una arquitectura, que parecen haber sido dejadas atrás hace mucho tiempo por la vanguardia autopercibida como estadounidense y europea, se pueden apreciar en la obra de S-AR para llevar una respuesta convincente a la amplia gama de tareas que requieren de arquitectura en Monterrey.

Indudablemente, las viviendas unifamiliares, que si bien no son una tipología ideal para la provisión de alojamiento en el contexto de las muy necesarias políticas sostenibles, se pueden encontrar como ejemplos del trabajo de S-AR, pero también se encuentran guarderías infantiles, así como viviendas sociales modelo. Es un punto discutible si uno debe rechazar encargos de viviendas unifamiliares sólo porque a largo plazo no son sostenibles. Claramente, se necesita con urgencia más investigación para documentar la necesidad de tipologías de asentamiento alternativas. Sin embargo, mientras el mundo espera una actitud más decisiva y colectiva hacia la sostenibilidad y a su vez, la profesión en general adopta directrices de mejores prácticas radicales que resulten de estas políticas de sostenibilidad, las prácticas arquitectónicas individuales necesitan sobrevivir. A partir de sus propias declaraciones y escritos, S-AR han demostrado que son conscientes de estos problemas más amplios, y por lo tanto están marcando el curso para su futuro trabajo. Será muy revelador ver cómo estas normas serán incorporadas efectivamente en sus próximos proyectos.

 

 

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