Como fotógrafo y arquitecto, capturar el Heroico Colegio Militar supuso un reto espacial dada la magnitud de esta obra. En nuestra disciplina, frecuentemente nos enfrentamos a proyectos de menor escala, generalmente residenciales. Capturar la espacialidad y monumentalidad del Colegio significó un desafío, por la compleja geometría de los edificios y su homogeneidad material. Esta serie de volúmenes que se desplantan del terreno generan un juego compositivo entre lleno y vacío sumamente ordenado, que configura el espacio creando un fuerte vínculo con el contexto.
Una vez superada la impresión por la monumentalidad implícita del Colegio, y comenzando a comprenderlo un poco mejor a través del lente, pude adentrarme en otras representaciones del proyecto, como en este caso los valores y dinámicas de los militares que habitan el lugar y que se forman ahí cada día. El Heroico Colegio Militar, así como todo el sistema del ejército, se rige por normas y un sistema de operación basado en valores fundamentales para los militares. Los gestos de respeto, jerarquía y disciplina, conforman parte de la identidad del lugar, y le otorgan un componente adicional de veneración a todo el conjunto.
Dos días fueron muy pocos para alcanzar a comprender profundamente este proyecto, pero pudimos acercarnos y reconocer la importancia histórica y arquitectónica así como lo que esta inmensa obra representa para quienes la habitan y viven a diario.