Esta iniciativa de LIGA-ARCHIVOS, titulada “The Missing Architect / El arquitecto ausente” busca reconocer la obra del arquitecto cubano Max Borges Recio (1918-2009) desde un acercamiento contemporáneo.
Para ello, LIGA comisionó a dos jóvenes fotógrafos cubanos, Daniela Estrada -diseñadora industrial- y Joe Abreu -arquitecto-, a revisitar la obra de Borges en su estado actual. Tras un exhaustivo registro llevado a cabo durante más de un año, hoy nos ofrecen el retrato de una arquitectura histórica de gran valor que carece de sistemas de protección oficial, y que apenas se conserva en un contexto sumamente vulnerable.
Las fotografías de Daniela Estrada y Joe Abreu nos ofrecen dos visiones distintas: la primera registrada con cámara análoga nos muestra imágenes detalladas en blanco y negro que parecieran más relacionadas con el momento histórico en el que se levantaron estos proyectos; la segunda, con cámara digital y a color, presentan desde un acercamiento casi antropológico la vida cotidiana que actualmente se desarrolla alrededor de la obra de Borges. Ambas visiones pudieran parecer aparentemente aisladas y fragmentarias, sin embargo juntas conforman una aproximación mas exhausta a la obra de Borges.
Max Borges Recio fue uno de los arquitectos más representativos de la generación dorada de la arquitectura cubana durante los años 50, diseñador de obras icónicas como el Cabaret Tropicana (1952) y el Club Náutico (1953). Sus proyectos pasaron a formar parte del Movimiento Moderno Regionalista Cubano, una arquitectura que fusiona los principios internacionales del estilo moderno con elementos locales de la tradición cubana.
Siendo muy joven se marchó a estudiar en Georgia Tech y posteriormente continuó sus estudios con una maestría en Harvard. Cuando regresó a Cuba comenzó trabajando para su padre, antiguo Ministro de Obras Públicas y desarrollador, y poco a poco fue desvinculándose de él a través de sus propios proyectos.
Borges suponía un personaje inusual dentro de su contexto. Para sus colegas arquitectos dentro de Cuba resultaba una incógnita, nunca se relacionó con ellos y su arquitectura tomaba otros caminos. Su único socio conocido -además de su padre y su hermano el también arquitecto Enrique Borges- fue el arquitecto español Félix Candela, con quien desarrolló una suerte de sociedad en La Habana a través de la cual realizaron muchos de sus proyectos de cubiertas ligeras de hormigón.
Tras el nuevo régimen instaurado al triunfo de la Revolución cubana en 1959 emigró junto a su familia a Estados Unidos y nunca volvió a ejercer dentro o fuera de la isla. Se sabe que en 1960 fue profesor invitado de Georgia Tech por un breve período. De esta etapa solo se le atribuye su vivienda familiar, un proyecto que aún estando ubicado a las afueras de Virginia (EEUU), conserva un espíritu inequívocamente tropical.
Max Borges, a diferencia de otros colegas de esta generación -conocidos como Vanguardia Histórica– que se reinventaron para seguir ejerciendo alrededor del mundo, ya fuera en Miami, Caracas, París o Nueva York; se retiró de la arquitectura con apenas 42 años. Toda la obra que se conoce de él fue realizada previa a este período.